Toronto en Verano, naturaleza multicultural
Por: Zadig Velasco
¡Prepara tus maletas, shorts, camisetas y sandalias! Si, Toronto es muy cálido en verano.
Toronto es muy bello en todas las estaciones del año, cada una tiene su magia especial, sin embargo en el verano la ciudad parece estar más viva que nunca; las calles lucen llenas de personas haciendo ejercicio, paseando a sus perros, tomando un café o una excelente cerveza de las que esta ciudad produce.
Todo es muy verde y los habitantes de esta gran ciudad salen a tomar el sol después de los fríos del invierno. Te recomiendo tomes un tour en bici para recorrer las calles y parques de la ciudad.
En ésta época puedes ver una gran cantidad de parejas que aprovechan el calor y se casan por toda la ciudad.
Toronto es una ciudad muy segura y amigable, tienes que salir a recorrer las calles, perderte en sus callejones pintados con grandes grafiti permitidos por la ciudad, recorrer el barrio chino, ir a Kensington market y ser parte de los habitantes multiculturales de la ciudad.
Si te llama la atención algún lugar y la puerta está abierta, metete “en donde hay una puerta abierta siempre serás bienvenido”, así me lo comentó un canadiense, esta es la filosofía de su sociedad.
Toronto promueve mucho los artículos de moda, arte, cervezas artesanales y el vino que ahí se producen, visita y prueba te sorprenderá la calidad de todo.
Tienen un gran respeto por los animales, la naturaleza y diversidad sexual tanto los habitantes como lo que me llamó mucho la atención; en algunas iglesias tienen la clásica bandera de arcoíris en donde todos los habitantes y visitantes sin distinción, son bienvenidos.
Toronto tiene todo para todos los gustos, buena gastronomía, excelentes postres, actividades al aire libre, museos, la CN Tower, festivales en las calles para todos los gustos y edades como el Salsa in Toronto festival, Toronto Summer music festival, Toronto festival of Beer, etc. Esta ciudad multicultural siempre te recibirá con una gran sonrisa y las puertas abiertas, Visítala en cualquier época del año.
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Gran actividad al aire libre en Toronto
Por Montserrat Guzmán
Hace algunos días, tuvimos la oportunidad de viajar nuevamente a esta gran cuidad del Norte.
La experiencia comenzó desde el aeropuerto Internacional Toronto Pearson, cuando bajé del avión de Air Canada, pude escuchar un par de peludos que venían con una familia de dos niños. Como amante de los animales, Toronto es una ciudad que ama y respeta a todos los seres vivos, sin importar raza o procedencia. Hablo también de la diversidad de nacionalidades que hay en la ciudad, más del 50% de su población no es torontoniano.
Es muy agradable ver por las calles y en lugares emblemáticos, bodas con parejas físicamente muy diferentes.
A diferencia del invierno, ahora en verano la ciudad vive aún más, es impresionante la cantidad de gente que se ve en las calles aprovechando el sol. Aunque alguien comentó que la gente aprovecha el sol aun la temperatura este bajo cero.
Tiene muchos años que no tomaba una bicicleta, mucho menos en las calles de una ciudad. Es por eso que me siento orgullosa de haber hecho el recorrido de un poco más de 10 kilómetros por partes de Toronto que solo puedes llegar en bici. No fue nada cansado y la experiencia (sobre todo de paisajes) fue increíble. Lo recomiendo al 100%.
El arte urbano está muy presente en la ciudad. El diseño y amor por lo local también. Los recorridos a pie tanto gastronómicos, de arte y cultura no pueden faltar, además de que te empapas de detalles de edificios, restaurantes, hoteles, bares que recorriendo solo no podrías tener. Ya después y con más calma recorres cada calle, restaurante, tienda o cada parque, perdiéndote y con gran suerte llegar a los miles de festivales de calle que la ciudad ofrece en verano. Bailar un poco de salsa, escuchar jazz, beber una cerveza bien fría y mucho más.
Fue un viaje lleno de aventuras, experiencias y conocimiento; aunque también fue un poco nostálgico, pues desde allá y por teléfono tuve que decirle adiós a mi compañero de grandes aventuras por 12 años, a mi perrhijo Hamlet, un labrador que llegó a nuestras vidas con casi 2 meses de vida y que con dolor pero sin egoísmos, tuve que dejar ir.
