Creel se fundó como estación ferrocarrilera y con el tiempo ha crecido tanto (aunque sigue siendo pequeño) que hoy forma parte de los 111 Pueblos Mágicos de México, también conocido como la entrada a la Sierra Tarahumara, a partir de este punto los paisajes son increíbles.
Es una parada obligada por su gran historia, cultura y naturaleza.
En el área existen varios tour operadores con los que puedes tener grandes experiencias, por ejemplo, una excursión en moto 4×4 para conocer todos los atractivos cercanos e imperdibles de Creel. Aunque también existen los tours en camionetas, caballo o bicicleta (si tu condición física es excelente)
Nosotros nos aventuramos a hacer el recorrido 4×4 y te recomendamos mucho experimentarlo.
Nuestra primera parada fue el Valle de los Hongos, también conocido como Napuchi.
Un sitio con formaciones rocosas, que se han ido erosionando hasta tomar esa peculiar forma de champiñón.
Las rocas tienen una edad aproximada de 20 millones de años.
Un valle resguardado por los rarámuris que ofrecen a los visitantes sus artesanías, por inmensos encinos, pinos y su peculiar fauna, como águilas y muchas especies de aves como pájaros carpinteros.
Muy cerca se encuentra el más famoso de todos, Valle de los Monjes, a veces llamado el Valle de los Dioses y antes conocido como lugar de los penes erectos.
Las rocas pueden llegar a medir hasta 60 metros, gracias al viento y a la lluvia que les dieron su peculiar forma a lo largo de millones de años.
Son de origen calizo material ideal para este tipo de fenómenos.
Es un valle lleno de misticismo y energía.
El silencio profundo (a veces roto por el sonido del viento o las aves) y los magníficos paisajes son ideales para descansar y admirar parte de la sierra.
Continuando con el recorrido y atravesando un espeso bosque, llegamos al Lago Arareko (herradura en rarámuri).
Un lago en forma de herradura, rodeado de árboles de pino y coníferas; la luz a lo largo del día juega con el reflejo del lago para crear paisajes únicos.
En este lugar se realizan comidas al aire libre para contemplar los paisajes, sentir la calma y silencio del lugar.
Ideal para hacer senderismo, kayak y la observación de aves como: pájaros carpinteros, pájaros azules, garzas y patos, entre otros.
Seguimos el camino y llegamos a la misión jesuita de San Ignacio de Loyola.
Un sencillo templo de tierra caliza, establecido en la primera mitad del siglo XVIII.
En la fachada del lado izquierdo se aprecia una figura de la representación de la planta del peyote, que se encuentra únicamente en las regiones desérticas de Chihuahua y es utilizada por los rarámuris para sus fiestas más importantes.
La misión es un punto de reunión para la comunidad todos los domingos.
En Semana Santa se realizan coloridas festividades.
Después nos fuimos al Valle de las Ranas, llamado así porque las rocas en el valle se asemejan a un conjunto de estos anfibios.
Nuestra parada final fue la Cueva de San Sebastián, que es de las pocas cuevas tarahumaras habitadas que se permite visitar.
Pudimos ver cómo es la vida de las personas de la región y conocer las artesanías que hacen para vender.
¿Dónde hospedarse?
Ya cansados, pero con la emoción de haber sentido toda la magia de la Sierra Tarahumara, llegamos a un hotel de ensueño que cerró la noche con broche de oro.
Una atmósfera campestre, con todos los servicios de la cadena Best Western, la noche con lluvia, neblina y un poco de frío, hicieron aún más mágica la estancia en Creel.
En la acogedora cabaña el frío se quedó afuera, gracias a su calentador retro que le da un toque aún más rústico.
El hotel cuenta con un restaurante bar con especialidad en pizzas artesanales y su cerveza Copper Lodge, hecha ahí mismo.
Ubicado en la calle principal de Creel, cuenta además con gimnasio, sauna, bañera de hidromasaje, servicios de spa y mucho más.
Precio promedio por noche $2,200 MXN.
Pueden recibir mascotas.
Te dejamos todo lo que debes saber sobre Barrancas del Cobre.
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